Descubre como Jesús restaura por completo tu vida

Dios es un Dios experto en restaurar vasijas rotas, es un profesional en reparar la vida quebrada de las personas. De modo que Jesús está más que capacitado para restaurar tu vida. Y hoy te traigo el ejemplo perfecto de esto, la historia de restauración del Apóstol Pedro.

Pedro era un pescador con pocos estudios, pero con mucha gracia ante los ojos de Dios, pues hizo parte del círculo íntimo de Jesús el salvador.  Sin embargo, el apóstol Pedro tenía, al igual que tú y yo, muchos defectos en su carácter, que debían ser moldeados por Dios, defectos que más tarde lo llevaron a su caída.

Pero luego de caer, fue levantado. Por lo tanto, vamos a hablar de lo que llevó al apóstol a negar a Jesús, pero sobre todo, de cómo fue restaurado por el inmenso amor de Dios.

Fallas del Apóstol Pedro antes de negar a Jesús

1.Orgullo en su corazón:

El apóstol Pedro fue uno de los primeros discípulos en reconocer que Jesús era el Cristo, el hijo del Dios viviente. De modo que Pedro reconocía la naturaleza divina de Jesús.

No obstante, cuando Jesús les anuncia que debe ir a Jerusalén, y sufrir en manos de los sacerdotes, y maestros de la ley. Pedro lo reprende, diciéndole que eso nunca le pasará. Es decir, creyó saber más que Cristo Jesús.

La persona orgullosa le cuesta ceder ante la voluntad de Dios.

Esto me hace reflexionar en cuantas veces, nosotros cuestionamos a Dios, creyendo que nuestra manera es mejor, e incluso le decimos como tiene que hacer las cosas. Lo cual revela orgullo, pues requiere humildad reconocer que Dios es más sabio que cada uno de nosotros.

2. Sentirse auto-confiado y superior a los otros:

“Aunque todos te abandonen —declaró Pedro—, yo jamás lo haré.” Mateo26:33

Jesús hablando con sus discípulos antes de su arresto, les anunciaba que todos lo abandonarían. Pero Pedro tenía tanta confianza en sí mismo que creía, que a diferencia de los demás, él nunca dejaría a su Señor. 

Tanta era su auto-confianza que cuando Jesús le advirtió lo que el diablo planeaba en su contra, no tuvo una actitud de oración y confianza en el Señor para ser fortalecido, sino que nuevamente proclamó que estaría dispuesto incluso a morir por su maestro.

“»Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido zarandearlos a ustedes como si fueran trigo. Pero yo he orado por ti, para que no falle tu fe. Y tú, cuando te hayas vuelto a mí, fortalece a tus hermanos».  —Señor —respondió Pedro—, estoy dispuesto a ir contigo tanto a la cárcel como a la muerte.” Lucas22:31-34

La fe correcta está puesta en Dios, no en ti mismo.

Esto me hace pensar, en algo que yo he dicho y quizás tú también: “Yo jamás haría tal cosa”, y resulta que cuando se presentan circunstancias que no planeábamos, terminamos haciendo justamente eso. Por eso, no se trata de poner fe en nuestra fortaleza, sino de ponerla en Dios, y depender de Él, para no caer.

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3. Resistencia a la voluntad de Dios

Esto está relacionado con el punto del orgullo. Pedro seguía creyendo que su modo era mejor, por lo cual siguió resistiéndose al plan de Dios.

Jesús les había anunciado su muerte, diciéndoles que era necesario. Sin embargo, en Juan 18:10 vemos a Pedro usando su espada para impedir que Jesús fuera arrestado.

¿Cuántas veces hemos sido como Pedro negándonos a hacer lo que Dios nos enseña a hacer? Aun así, Jesús con paciencia nos corrige e instruye. Por lo tanto, sigamos su corrección e instrucción.

4. Lejanía del maestro.

Una vez que arrestaron a Jesús, Pedro siguió a su Señor, pero ahora lo hacía desde la distancia. Ya no estaba a su lado, ahora iba siguiéndolo de lejos (Lucas 22:54). Esto lo llevó a acercarse a quienes no debía (Lucas 22:55). Y estando en mala compañía, empezó la presión de grupo, provocándole temor, y esto lo llevó a su caída: Pedro terminó negando a su Señor.

La comunión intima con Jesús, te protege de desviarte.

Ahora quisiera invitarte a reflexionar, y mirar dentro de tu corazón, si tal vez tienes cosas que reconocer hoy delante de tu Dios. Porque cuando no tratamos con el orgullo y la auto-confianza, terminamos resistiendo la voluntad del Padre y siguiendo a Jesús de lejos.

En consecuencia, cuando se pierde la cercanía con Jesús, nos hacemos cercanos de quienes no debemos. Y esto conlleva a que sintamos presión de encajar.

En el caso de Pedro, sintió temor de morir, pero en el caso nuestro, tal vez sea temor a ser rechazados. ¿Te has sentido así? Quizás deberías evaluar tus compañías.

Pero este blog no trata de los defectos de Pedro, trata de cómo fue restaurado. Así que la historia de Pedro no terminó con su caída. Pues siete veces cae el justo, y siete veces Dios lo levanta.

La Restauración de Pedro

El Señor se volvió y miró directamente a Pedro. Entonces Pedro se acordó de lo que el Señor le había dicho: «Hoy mismo, antes de que el gallo cante, me negarás tres veces». Y saliendo de allí, lloró amargamente.” Lucas 22:61

¿Sabes algo? el pecado de Pedro no fue cualquiera, el negó al Cristo, aun sabiendo quien era Jesús, luego de haber sido testigo de su transfiguración, y de ser parte de sus tres discípulos más cercanos, había negado conocerle. Sin embargo, Jesús lo miró, y con esa mirada, inicia su restauración.

Yo te digo algo, sin importar lo que hayas hecho, Jesús aún tiene su mirada en ti, su propósito para ti no ha cambiado. Sus planes para ti siguen estando firmes.

En ese momento, Pedro supo que Jesús no se equivoca, y que su actitud de auto-confianza había estado errada. Ahí supo que debió escuchar la advertencia de su maestro, por eso llora en arrepentimiento. De modo que la primera actitud para ser restaurado, es estar arrepentido.

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Pasado un tiempo, Jesús muere en la cruz, y es sepultado, pero Jesús cumplió su promesa, y tal como había anunciado, al tercer día resucita de los muertos.

“Pero vayan a decirles a los discípulos y a Pedro: “Él va delante de ustedes a Galilea. Allí lo verán, tal como les dijo”.” Marcos 16:7

En este pasaje bíblico se relata que unas mujeres habían ido a visitar la tumba del maestro, pero reciben la noticia de que ha resucitado, y ahora tienen la tarea de anunciar esto a los discípulos. Pero quiero que notes algo hermoso, el único nombre propio que se menciona es el de Pedro.

Jesús quería de manera particular, que Pedro supiera que había resucitado. Que Él había vencido, que la historia no había acabado y que el plan y propósito con su vida, seguían en pie. Esto demuestra, el interés de Jesús por restaurar a Pedro.

La mirada de Dios está puesta sobre ti. Eso demuestra cuan importante eres para Él.

De esa misma forma, yo te digo, Jesús sigue interesado en tu vida. Tú sigues siendo importante para Él, sus planes para ti no han cambiado. Así que si te habías alejado, hoy vuelve a sus brazos.

Luego de esto, en Juan 21 se relata como Jesús aparece a sus discípulos, mientras estos pescaban, entre ellos estaba Pedro.

Ahí se nos narra como ellos habían intentado pescar sin éxito. Pero Jesús aparece en la orilla, al principio no lo reconocen, pero luego, el Señor les indica que echen de nuevo la red.

Y un milagro ocurre, pescan tal cantidad que les costaba sacar la red. Ante esto, Juan es el primero en reconocer a su Señor, Pedro le sigue, y se tira al mar para llegar a donde su maestro. Y después de todo lo que había pasado, Jesús come nuevamente con ellos.

Comer con ellos, nos habla de comunión. Jesús los alimenta, y está sentado nuevamente junto a ellos. Pedro recupera la cercanía con su Señor. Ya no está siguiéndolo de lejos, sino que ahora está cerca de él.

Luego de comer, Jesús entabla una conversación a solas con Pedro. Y de manera personal hace dos cosas para restaurarlo completamente.

 “Cuando acabaron de desayunar, Jesús le dijo a Simón Pedro: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas más de lo que me aman ellos? Pedro le contestó: —Sí, Señor. Tú sabes que te amo. Jesús le dijo: —Cuida a mis ovejas. Jesús le dijo por segunda vez: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Pedro le contestó: —Sí, Señor. Tú sabes que te amo. Jesús le dijo: —Cuida a mis ovejas. Jesús le dijo por tercera vez: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Pedro se puso triste porque Jesús le había preguntado ya tres veces si lo amaba. Entonces Pedro le dijo: —Señor, tú lo sabes todo. Sabes que te amo. Jesús le dijo: —Cuida a mis ovejas.” Juan 21:15-17

En primer lugar, vemos que Jesús no le reclamó nada a Pedro. Ya había habido un arrepentimiento, así que no había nada que reclamar, pero sí había algo que restaurar.

Pedro negó tres veces a su maestro, así que Jesús lo guía a reafírmale su amor ese mismo número de veces. Y en segundo lugar, tres veces Jesús le recuerda su propósito, encomendándole la tarea de cuidar de sus ovejas.

Así pues, vemos que Dios restaura lo que está dañado, Él no desecha la obra de sus manos, Él cumplirá su propósito en ti. Y tú harás lo que fuiste llamado a hacer sobre la tierra.

En consecuencia a la obra de Jesús en Pedro, vemos a un hombre lleno del Espíritu, quien valientemente se levanta a predicar de Jesús, y como resultado tres mil personas se convierten en un solo día. (Hechos 2:41).

En 1ra y 2da de Pedro vemos a un siervo de Cristo, cumpliendo lo que Jesús le había dicho, enseñando, cuidando, corrigiendo a la grey del Señor y enseñándoles a los ancianos a hacer lo mismo.

Esa es la clase de restauración que obra Jesús, es una renovación completa que te permite vivir la clase de vida que Él compró con su sangre para ti. De modo que puedas vivir la vida abundante en Cristo.

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Nos vemos pronto.

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